Un pequeño bar de barrio que merece mucho la pena conocer.
En el castizo barrio de Carabanchel hay muchos bares conocidos en todo Madrid, aunque contradictoriamente suelen ser mejores que esos los que se encuentran escondidos entre sus desvencijadas calles. Un claro ejemplo de este otro club de bares es el Antanillas, situado en la calle Valle del Oro.
El local lo regenta un bonachón hombre mayor que desde luego muestra todas las buenas dotes que debe tener un buen camarero. Pero no sólo eso, lo más importante son las tapas que te pone sólo por consumir, y con precios de la bebida muy económicos, por ejemplo, el botellín de Mahou a 1,20 euros (y bien fresquito). En la primera ronda que te pides, es tradición en el Antanillas que sirvan a cada comensal una rebanada de pan con un huevo frito recién hecho y una rodaja de chorizo. Sin duda, un gran aliciente para acudir a visitar este pequeño núcleo del buen tapeo madrileño.
En las siguientes rondas, el dueño te seguirá cebando con aperitivos variados: croquetas, flamenquines, almendras, alitas de pollo, etcétera. E incluso, después de haber bebido y comido a lo grande, tiene el detallazo de invitarte a una copita de licor (crema de orujo, pacharán o hierbas).
En cuanto al local en sí, lo peor es que es muy pequeño y que no cuenta ni con mesas ni con terraza, tan sólo tiene banquetas en el interior y fuera un barrilete en donde poder consumir al aire. Aunque mención aparte merecen la gran colección de botellas de cervezas internacionales que poseen en la estantería superior y el cuadro llamativo de una foto hecha a un huevo frito. Todo un homenaje a este simple producto estrella del bar.
En conclusión, Antanillas se convertirá en un gran descubrimiento para todo aquel que se considere amante del cañeo y tapeo a buen precio sin importarle demasiado la comodidad.
Calidad cerveza: 8
Variedad en bebidas: 7
Nivel tapas gratis: 9
Calidad comida: 7
Precio: 9
Relación rentabilidad calidad-precio: 8
Limpieza: 6
Comodidad: 4
Atención al cliente: 8
Amplitud de raciones: 7
Ambiente fiestero de la zona: 6
El local lo regenta un bonachón hombre mayor que desde luego muestra todas las buenas dotes que debe tener un buen camarero. Pero no sólo eso, lo más importante son las tapas que te pone sólo por consumir, y con precios de la bebida muy económicos, por ejemplo, el botellín de Mahou a 1,20 euros (y bien fresquito). En la primera ronda que te pides, es tradición en el Antanillas que sirvan a cada comensal una rebanada de pan con un huevo frito recién hecho y una rodaja de chorizo. Sin duda, un gran aliciente para acudir a visitar este pequeño núcleo del buen tapeo madrileño.
En las siguientes rondas, el dueño te seguirá cebando con aperitivos variados: croquetas, flamenquines, almendras, alitas de pollo, etcétera. E incluso, después de haber bebido y comido a lo grande, tiene el detallazo de invitarte a una copita de licor (crema de orujo, pacharán o hierbas).
En cuanto al local en sí, lo peor es que es muy pequeño y que no cuenta ni con mesas ni con terraza, tan sólo tiene banquetas en el interior y fuera un barrilete en donde poder consumir al aire. Aunque mención aparte merecen la gran colección de botellas de cervezas internacionales que poseen en la estantería superior y el cuadro llamativo de una foto hecha a un huevo frito. Todo un homenaje a este simple producto estrella del bar.
En conclusión, Antanillas se convertirá en un gran descubrimiento para todo aquel que se considere amante del cañeo y tapeo a buen precio sin importarle demasiado la comodidad.
Calidad cerveza: 8
Variedad en bebidas: 7
Nivel tapas gratis: 9
Calidad comida: 7
Precio: 9
Relación rentabilidad calidad-precio: 8
Limpieza: 6
Comodidad: 4
Atención al cliente: 8
Amplitud de raciones: 7
Ambiente fiestero de la zona: 6
Calle Valle del oro, nº 11.
Metros: Oporto, Opañel.
Autobuses: 81, 108, 34, 35. Cercanías: -.
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